Soneto
Nuntempe Ensamble
Compositor
Marcos Franciosi
Dirección dramática de las voces y selección creativa de los sonetos
Carolina Sagredo
Escultor lumínico
Julien Hogert
Intérpretes
Nuntempe Ensamble
Ariel Elijovich (Argentina) * guitarra eléctrica
Andrés Vaccarelli (Argentina) * guitarra eléctrica
Pablo Boltshauser (Argentina) * guitarra eléctrica
Manuel Moreno (Argentina) * guitarra eléctrica
Asistencia de escena y luces
Ina Morales
Voces
José Soza - Carolina Sagredo - Carla Achiardi - María González - Viviana Nass - Carolina Araya - Paz Nuñez - Diego Nuñez - Mariano Pattin - Haydée Schvartz - Juan Peltzer - Maite Dadda Franciosi - Yamil Dadda Franciosi - Daniela Trakal - Juan Carlos Tolosa - Abel Gilbert - Marcelo Delgado
Soneto es una obra de teatro acústico lumínico que propone una experiencia inmersiva de una hora de duración. Fue concebida a partir de una selección de “Sonetos” de William Shakespeare y del texto “Fragmentos de un discurso amoroso” de Roland Barthes. Una pluralidad de voces interactúan con un cuarteto de guitarras eléctricas y una escultura lumínica operada en tiempo real.
Las voces que enuncian los sonetos de Shakespeare fueron grabadas previamente y trabajadas como fuente de información acústica para conformar una sonoridad integrada con los instrumentos. La obra se completa con una escultura lumínica formada por varillas y puntos de luces led que se ubica suspendida sobre los músicos en el centro de la escena. Esta obra de seis metros de alto no sólo envuelve a los intérpretes si no también a lxs espectadorxs que según su ubicación en el espacio, obtienen puntos de vista y de escucha disímiles que son reforzados por el devenir site specific de los estímulos lumínicos que varían sin poder intuir sus trayectorias.
Soneto fue exhibida en la cuarta edición del Distat Terra en la Chacra Experimental de Luis Beltrán siendo ésta la primera vez que la obra dialogaba con un entorno natural. Esta interacción entre la naturaleza y un dispositivo ultra tecnológico, expandía la experiencia inmersiva al estar emplazada en un entorno sin límites divisibles. Inspirada en una poética de lo vivo y de lo orgánico, la escultura puede pensarse como una suerte de red neuronal activada por el sentido del texto, por el devenir musical que lo interpreta, o por trazos de memorias caídas del espacio que se activan a partir de ciertas palabras, frases o estímulos sonoros.